PARA ELLA

(1ª PARTE)

Singular sonrisa de humilde cansancio dibuja su cara.

Finas capas quebradas envuelven sus manos trabajadas.

Ceño fruncido de sentir fatigado y doloroso enmarca su delicado rostro

Sumisa acude puntual a su cita diaria con el dolor y noche tras noche cierra sus ojos esperando abrirlos y encontrar un nuevo color.

Pero despierta y el tono pardo persiste en el fondo de sus paisajes

Y resignada vuelve a su labor.

Y es que con solo mirarla sabes lo que siente

Porque su cara es espejo de su interior.

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(2ª PARTE)

Y llega la noche una vez más

Y descansa junto a su esposo sabiendo que cuando la luz roce su piel,

la pesadilla empezará otra vez.

Pero un sonido lo cambia todo,

Una irrupción de su fatigado sueño

Renueva su monotonía.

Y todo cambia.

Todo su paisaje comienza a ser coloreado por el mejor de los maestros,

Su ceño deshace ese nudo de aspecto infeliz.

La vida empieza a sonreírle con timidez.

Y ella, no acostumbrada a respirar con cierta fluidez

Comienza su nuevo camino despacio,

Con paso tembloroso,

Sigiloso y con miedo a la vez.

Y temerosa de alterar el orden

Que la rodea por si a caso

Despertara la desdicha otra vez.

MAMA