jueves, 20 de abril de 2017

CUANDO SEA MAYOR...

¿Quién quieres ser cuando seas mayor?

Mi primera respuesta era:

¿ a caso es que no seré igualmente yo?

Y la siguiente era:

¿ y por qué sí o sí; tengo que hacerme mayor?



Siempre lo digo y quien me conoce lo sabe, que tengo el síndrome de Peter Pan. Y es que aunque poca gente lo sepa, sólo mis cercanos, aún con 30 años para 31, cada mañana cuando me levanto pongo directamente los dibujos animados en el televisor. Mi despertar tiene que ser ese. 
Aunque, ahora que me paro a pensar, últimamente a veces pongo las noticias, lo cual me preocupa. Aunque eso me lo trataré en otro momento.

Retomando lo que os comentaba; la cosa es que me gusta, a veces, hacer el payaso como si fuera una niña pequeña, tener esa vergüenza de cuando eramos pequeños y pedirle a mi madre que hable ella.




No puedo evitar ser así. Soy de las que cuando están con sus sobrinos, aunque antes haya estado 3 horas arreglándome, no me importa que quieran jugar a las peluquerías y peinarme y hacer como si me lavaran el pelo con su propio "enjabonado" y todo lo que eso conlleva  , de hecho siempre esos momentos acaban en catástrofe, ¡maldito pelo fino! 




Igualmente si tengo que sentarme en el suelo a jugar me da igual mancharme la ropa que lleve, que me manchen, ¡qué más da! ¡estamos jugando!
Aunque es cierto que hay momentos y momentos, obviamente, no quiere decir que vaya a revolcarme en la arena si voy arregladita a algún almuerzo o algo por el estilo.


Realmente esta forma de ser me hace también vivir fechas señaladas como la llegada de Papa Noel o de los Reyes Magos con la misma magia o si cabe aun más que cuando era pequeña. Dudo mucho que el día de mañana, cuando tenga hijos, pierda ese ritual que me encanta hacer aunque solamente estemos adultos, que ya no es el caso. 
Incluso los cumpleaños, los vivo y celebro y los celebraré hasta que sea hiper viejita. 

Mi madre dice que soy el cascabel de la casa, y creo que no hay cosa que me pueda hacer más feliz que esa afirmación y más viniendo de ella. Se que por muy mal que vaya la cosa, por pocas ganas que tenga, por muy mal que hayan salido eventos años anteriores, cada uno es nuevo.
Soy de las que estoy en casa de mis padres, a lo mejor hablamos de mi comunión y desaparezco del salón y aparezco con el traje de la comunión puesto. (no he encontrado la foto pero había testimonio gráfico, prometo que si la encuentro la subiré) pero en una situación idéntica hablábamos de una vez que tuve que vestirme de paje real .... et voilá!



Igual que los niños, para mí, cada día es una aventura en la que descubrir, explorar, imaginar y soñar universos paralelos o realidades que tal vez son mejores que la que te rodea.

Esto también puede llamarse, tarada, niñata, mema, etc... pero suena mejor, espíritu infantil.

Sea como sea me ayuda. Esos días que llegas al trabajo sin fuerzas, sin ganas, agotada o como yo lo llamo 《inmersa en el bucle》 me salva mi payasería ( aunque creo que esa palabra ni existe, pero seguro que me entendéis) y lo que más me gratifica es que en bastantes ocasiones, mi locura es contagiosa. 

Realmente creo que todo el mundo debería conservar ese espíritu intacto, en un mayor o menos nivel, pero que no desapareciera nunca, hace que se viva más feliz, que estemos más vivos y que incluso tengamos menos arrugas. Y si a caso, las que tengamos, sean de haber reído hasta llorar.

A los que vivís estirados, ahogados en reglas, normas, horarios inquebrantables,  trajes almidonados, principios sin fundamentos solo por tener cierta edad.
Aquellos que vivís presos del que dirán, del no tengo edad para eso, del tengo que leer el periódico y no un cómic porque tengo una edad...
A tomar por saco la edad y el que dirán, la edad sola y exclusivamente se calcula en el espíritu, y aunque esto pueda quedar muy místico es así. Yo tengo el ejemplo en mi casa con mi padre, que nadie jamás diría que tiene la edad que tiene.

Jamás abandonéis la curiosidad, es fundamental y es la verdadera fuente de la eterna juventud, el ansia de descubrir y conocer cosas nuevas, no dar por hecho que por la edad que tengamos ya lo sabemos todo o hemos vivido todo lo posible, nunca es así.

Además, ¿a caso no es ya la vida a veces bastante seria, como para serlo nosotros también?

Así que venga, todos a compraros una bolsa de chuches, quitaros la gomina, peinados artificiosos, tacones mutilantes, maletines llenos de burocracia, horas preestablecidas hasta para hacer cosas que no tienen hora y calzaros unas zapas, ropa cómoda y a reír aunque sea sin sentido.

¡¡¡¡Arre unicornioooooo!!!!