martes, 1 de junio de 2010

LA SEMANA DEL CAOS...

Me levanté como un día cualquiera, todo presentaba el color más lindo que jamás unos ojos pudieran contemplar, estaba ansiosa, nerviosa, feliz…VIVA!!!

Llegó la tarde y todo marchaba, sonrisas, abrazos, bailes, brindis desde lo más profundo, palabras de esas que recuerdas aunque no recuerdes quién las dijo, aunque no analices el porqué, miradas que cuentan historias, que narran más que años de palabras.


Todo iba genial. Pero llegó la hora de cenicienta y toda la magia quiso esfumarse, se desvaneció dejando tras ella un halo inesperado de consecuencias nefastas.

De momento estaba y dejé de estar, les escuchaba hablarme, les sentía cerca, y me dolía que estuvieran allí en esas circunstancias por mí. Era un día especial no tenia porque ser así, no por mí.

Quería levantarme y decir no pasa nada, pero no era capaz, y viví unos momentos espantosos. Recordé tantas cosas allí dentro, tantas sensaciones en un mismo espacio… y mientras, fuera, me esperaba él, y en mi interior yo le esperaba también.

Quitaron importancia a todo, descubrí a quien tenía a mi lado, a verdaderos amigos, gente auténtica de esa que no olvidas por mucho que pase el tiempo, de la que te sientes orgullosa por que hayan llegado a tu vida, por formar parte de las vidas de ellos. Sólo tengo palabras de agradecimiento por como actuaron, por las risas entre lágrimas que me sacaron.

Y seguí mi camino, no se pierde todo porque se desmonte una pieza, no se deja de alcanzar una cima porque falte un escalón.
Pareció volver el ritual del bendito 23, y así fue. Me sentí después de mucho tiempo cual adolescente embriagada que tímida alza la vista ante los ojos de lo que desea.
Los días después, mis gestos demostraban algo inexplicable, algo que me hacía tener una ilusión que ya no recordaba.

La fiesta continuaba, y una vez más me demostró aquel nuevo personaje que aparecía en mí día a día que era increíblemente sorprendente.
Pero dentro de mí había algo, hay algo… que no me deja en paz. Algo que no me deja disfrutar. ¿Os ha pasado alguna vez, que habéis tenido algo que buscábais, que las cosas se han ido amoldando a tus horizontes; pero que os han pillado tan agotados que o bien no las veíais o bien no las valorabais?
Siento que encontré algo que buscaba pero que no lo estoy sabiendo llevar, y eso me hace cuestionarme.
¿Alguna vez os habéis sentido solos en medio de la multitud?, ¿en deuda con un mundo que no entendéis porque os lleva por algunos caminos?, ¿enfadados con vosotros por ser cobardes, impacientes, inconformistas?
¿Habéis tenido tantas contradicciones que pareciera que la locura os fuera a embriagar?
Yo me siento así, veo cosas donde no las hay y no veo lo bueno que tengo delante.
Solo siento anhelo y añoranza y lamentablemente ni siquiera sé de qué. Estoy ciega por la luz, acostumbrada a caminar en la oscuridad.

Echo de menos tantas cosas, tantos momentos, que a pesar de que se que pueden llegar tarde o temprano no puedo esperar más, me siento cansada. Como la canción la oscuridad forma parte de mí y duerme sobre mi piel, me pierdo en lágrimas sabiendo que no volveré.

Y me odio por ello porque sé que puedo hacer cosas para cambiar todo esto, pero estoy bloqueada.

Lo peor es que me voy a lamentar más aún de lo que ya me pueda lamentar.
No te pido nada imposible destino, solo sonreír más por dentro y no tanto con la máscara que me fabricaste.

Quiero decir lo que nunca dije, gritar lo que nunca grité, soñar lo que nunca imaginé, llorar de risa y abrazar a quienes tanto necesito.

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